El 5 de septiembre ha sido elegido por la Organización Mundial de la Salud, por iniciativa del Comité de Prevención de la International Spinal Cord Society (ISCOS), para divulgar y prevenir la lesión de la médula y sus consecuencias físicas, mentales, sociales, sexuales y laborales que tiene para los heridos.
La lesión medular es una
afectación en la médula espinal, que es un cordón nervioso que se encuentra
protegido por la columna vertebral, recorre desde la base del cerebro hasta la
región lumbar. A lo largo de la columna vertebral se encuentran los nervios raquídeos
y, según la región de la columna en que se encuentren, se les llama:
cervicales, torácicos, lumbares o sacros.
Las lesiones medulares pueden
deberse a de un traumatismo por un accidente laboral, deportivo, fortuito, de
tráfico, etc, una enfermedad tumoral, infecciosa, vascular, etc. o bien puede
ser de origen congénito por ejemplo la espina bífida.
Lesión medular a nivel cervical:
la interrupción de las vías nerviosas da lugar a una TETRAPLEJIA, que es la
pérdida o disminución de la sensibilidad y/o movilidad voluntaria de las
extremidades superiores e inferiores y de todo el tronco.
Lesión medular a nivel torácico y
lumbar: da lugar a una PARAPLEJIA, que se manifiesta por una falta de
sensibilidad y/o parálisis total o parcial de las extremidades inferiores, y de
la parte del tronco sublesional.
Lesión medular nivel del cono
medular y de la cola de caballo: la afectación de la sensibilidad y la
movilidad voluntaria es menor, por lo que, en la mayoría de los casos, se
preserva la capacidad de marcha; sin embargo, la secuela más notable es la
pérdida del control sobre los esfínteres.
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